Practicar la magia con flores es muy fácil, y a la vez extremadamente difícil, puesto que no existen reglas fijas para actuar.
Al contrario de lo que ocurre con las hierbas, que tienen una fuerte identidad propia y siempre actúan de la misma manera, al margen de quien las emplee, las flores son muy sensibles a los efectos externos durante la magia.
Las hierbas actúan mejor en el plano físico a través de una cierta interacción directa con el cuerpo; las flores actúan sobre las emociones, y su magia se expresa a través de los sentimientos.
Es importante observar que algunas plantas se pueden utilizar en la magia como hierbas o como flores.
Si la utiliza como hierba, empleará esas propiedades específicas que libera al beberla, quemarla, o lo que haya decidido hacer con ella. Dichas propiedades serán las mismas para todo aquel que utlice la planta de ese modo.
Si utiliza la misma planta como flor, lo hará a través de su corazón, en la forma en la que la energía de la planta reacciona ante usted. Esa reacción puede tener significados diferentes para cada persona.
Las plantas que pueden utilizarse en magia como hierbas y como flores son aquellas que que tienen una floración importante y unas fuertes propiedades medicinales, y que normalmente se utilizan para algo más que decorar. La lavanda y el brezo son dos de ellas, aunque hay muchas más.
Cuando no encuentre una determinada flor fresca (cosas que sucederá a menudo), no confie del todo en sus pétalos y hojas secas.
Mientras que utilizar hierbas secas funciona muy bien, no ocurre lo mismo con la magia de las flores.
El espiritu de la flor la abandona cuando muere. Una flor seca conserva el recuerdo de lo que fue, pero ha perdido buena parte de sus propiedades mágicas activas.
Necesitará usar su esencia, su perfume. Buena parte de la magia de la flor reside en su olor. Al utilizarlo, podrá descubrir su presencia y su magia.