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El empleo del círculo alrededor de uno mismo o de varias personas, para delimitar una zona energética al realizar algún tipo de ritual tiene un orígen antiquísimo.
El famosísimo Stonhenge es un ejemplo de ello, en la Europa precristiana eran habituales las ceremonias al aire libre dedicadas al sol y a la luna, pero con la empoderización de la iglesia católica todos estos rituales pasaron a ser perseguidos.
¿Cómo trazamos el círculo mágico?
Formar el cículo mágico es un ejercicio interno y externo. En primer lugar explicaré como trazar el círculo mágico que debemos delimitar en el suelo al practicar cualquier ritual, es decir, el círculo mágico externo.
El círculo se usa para contener la energía. Su finalidad es la de actuar como un espejo, como una manifestación externa del cuerpo de energía, o aura, que rodea al cuerpo físico.
Pasos básicos para realizar correctamente el círculo mágico:
- ¿Cuánto debe medir el círculo mágico?
Se puede trazar sobre el suelo utilizando tiza blanca, o una cuerda de 2 metros y medio de longitud, de modo que el diámetro de la circunferencia sea de 5 metros.
En exterior o con más de una persona puede llegar a medir 9 metros de diámetro.
Si sólo dispone de un espacio más reducido, adapte el círculo a sus posibilidades. - ¿Cómo realizaremos el cierre del círculo mágico?
Se debe trazar siempre en el sentido de las agujas del reloj.
- Marca los cuatro puntos cardinales
Debemos de hacerlo con cuatro velas blancas, una en cada punto.
Puede utilizar más velas para crear más iluminación, pero estas han de estar fuera del círculo. - Siéntate mirando hacia el este y no te olvides de representar los cuatro elementos en cada uno de los puntos cardinales que le corresponden
¿Cómo invocamos a los elementos una vez el círculo está trazado?
Sitúate sucesivamente ante las cuatro velas que representan los cuatro puntos cardinales.
Observa al objeto que representa al elemento con el que está conectado ese punto cardinal, y permite que la energía de ese elemento te penetre.
Invocando al Aire – Este
Fíijate en el incensario y observa como el humo silencioso se eleva hacia el cielo. Siéntete hecha de aire y deja que las preocupaciones fluyan hacia arriba como el humo mismo.
Invocando al Fuego – Sur
Mira la llama del quemador (infórmate sobre cómo debería de ser el quemador), y deja que el fuego recorra tu cuerpo. Visualizate en llamas, escucha con los ojos cerrados cómo crujen cada una de las partes de cuerpo al desintegrarse mientras se queman.
Siente como se desintegra tu personalidad entre el calor de las llamas.
Invocando a la Tierra – norte
Mira hacia la tierra contenida en el cuenco de latón o cerámica (infórmate sobre cómo se representa al elemento tierra) y permite que tus limitaciones físicas y materiales queden enterradas en su húmeda y negra consistencia.
Invocando al Agua – Oeste
Observa el agua de la copa (infórmate sobre cómo debería ser la copa), imagina que tu cuerpo está formada por ondas de agua fresca, siente su fluida densidad y frescura, percibe como en el agua fría se diluyen todas las emociones fuertes, miedo, pasión angustia…
El aura, el primero de los círculos mágicos a delimitar
El aura ese famosísimo círculo energético que nos rodea, es el primero de los círculos mágicos que debemos trazar si queremos practicar la magia acertadamente.
Cuando nuestros pensamientos se manifiestan en palabras atraviesan antes de expandirse en el universo ese círculo mágico que nos rodea llamado aura.
El aura impregna con su propia energía nuestra habla, y es por ello que cuando el aura está sana y equilibrada nuestra voz resuena en la mente de los demás, aunque sea con unas simples palabras.
Cuando el aura está debilitada, nuestras palabras se vuelven insignificantes, y hablamos sin conseguir resultado alguno.
Cuando estamos bien equilibrados y serenos las líneas de nuestro aura son flexibles y tirantes y comienzan en nuestra cabeza y terminan en nuestros pies.